24 de abril, 2025
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España avanza hacia una sociedad en la que el 20,1% de la población tiene 65 años o más y, según las últimas proyecciones, se prevé que para 2050 este grupo supere el 30,4% del total. Este cambio demográfico trae consigo nuevos retos para la salud pública, en los que la prevención se convierte en un pilar fundamental para garantizar un envejecimiento saludable y evitar futuras complicaciones graves.

En el marco de la Semana Mundial de la Inmunización, el VIII Seminario “Retos de la vacunación en tiempos de desinformación”, organizado por Pfizer y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), ha abordado estos desafíos. En él, diferentes expertos han analizado el panorama actual de la vacunación en adultos, con especial atención a este grupo poblacional, y han presentado diversas estrategias para contrarrestar la desinformación que afecta a la salud pública.

Un nuevo perfil de paciente entre la población adulta

La sociedad ha cambiado y, con ella, el perfil del paciente adulto. Los mayores de hoy no son los mismos de hace 20 o 30 años. Actualmente, presentan un mayor acceso a la información aproximadamente, el 33% de los mayores de 65 años en España utiliza Internet para informarse sobre posibles síntomas y otros datos de salud, y esto desemboca en una mayor participación en cuanto a la toma de decisiones sobre su bienestar.

Como explica Begoña Reyero, enfermera especialista EFyC en Servicio Canario de Salud y presidenta de la Asociación Canaria de Enfermeros en Vacunas, “la generación adulta actual tiene facilidad de acceso a la información sobre vacunas y salud, pero también sigue teniendo dudas, miedos y desinformación porque no toda la información es válida y correcta. Además, la información por sí misma no cambia los comportamientos de las personas. Los profesionales sanitarios debemos adaptarnos a las nuevas necesidades e implementar habilidades comunicativas y educativas para poder generar cambios de actitudes. Tenemos que escuchar y comprender sus dudas. No basta con decir que deben vacunarse, se requiere crear la necesidad de que la vacunación es un valor en salud a través de una comunicación más horizontal, empática y adaptada a cada persona”.

Por ello, el papel de la Atención Primaria es esencial. Los profesionales de medicina de familia y enfermería son la primera línea de contacto y tienen la ventaja de crear una relación de confianza prolongada con sus pacientes. Su cercanía y continua presencia en la vida de estos les permite identificar y neutralizar bulos y posibles prejuicios.

Por otro lado, el envejecimiento del sistema inmunológico, combinado con la presencia de patologías crónicas (más del 90% de las personas mayores de 75 años padecen al menos una enfermedad crónica), afecta a la respuesta inmune en el adulto mayor, incrementando la susceptibilidad de contraer infecciones respiratorias.

La alteración del sistema inmunológico está íntimamente relacionada con la edad y la presencia de enfermedades crónicas. Este grupo poblacional puede tener una respuesta inmunológica inferior frente a posibles enfermedades infecciosas, lo que aumenta el riesgo de padecerlas. Por eso, la vacunación se convierte en una medida imprescindible para reducir los riesgos de infección, hospitalización y mortalidad por estas enfermedades”, indica Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos y director de la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria de la Universidad Rey Juan Carlos.

Comunicar como prioridad de salud pública

La vacunación es una de las herramientas más eficaces y coste-efectivas para reducir complicaciones, hospitalizaciones y, en última instancia, la mortalidad. Sin embargo, las tasas actuales de cobertura en adultos aún distan de los objetivos recomendados.

En el escenario actual, la desinformación se ha convertido en un desafío crítico para la salud. Las campañas de vacunación a menudo se ven ensombrecidas por noticias falsas que generan dudas sobre la seguridad y eficacia de las vacunas. Estudios recientes señalan que siete de cada diez conversaciones en redes sociales sobre las vacunas cuestionan su seguridad, lo que repercute en la percepción y, consecuentemente, en la cobertura vacunal.

El impacto de esta sobreinformación se ve reflejado en cifras alarmantes. “Durante la COVID-19, se produjeron importantes avances en torno a la percepción y conocimiento de las vacunas”, añadeIsabel Jimeno, médico de familia del C.S Isla de Oza y responsable del Grupo de Vacunas de SEMG. Ante este contexto, la comunicación efectiva y la educación sanitaria se presentan como estrategias indispensables para recuperar la confianza.

Informar con rigor para transformar la percepción

En un entorno cada vez más saturado de mensajes contradictorios, el periodismo de salud se convierte en una herramienta fundamental para garantizar que la información veraz llegue a la ciudadanía.

La proliferación de bulos en redes sociales ha dado lugar a una amenaza, pudiendo considerarse la desinformación como un nuevo factor de riesgo para la salud pública. “Uno de los mayores retos que enfrentamos como periodistas es llegar a las audiencias más reacias, utilizando un lenguaje adaptado, accesible, sin perder el rigor. No basta con mostrar datos, hay que saber llegar a los ciudadanos que quieren escuchar otros argumentos”, señala Graziella Almendral, presidenta de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS).

El papel de los medios de comunicación es clave para la contención de los bulos y la recuperación de la confianza ciudadana. No obstante, el problema no radica solo en los medios tradicionales, sino en el uso irresponsable de las redes sociales, donde la desinformación circula sin filtros. “Se necesita una ciudadanía crítica que sepa identificar las fuentes, cuestionar la procedencia de los contenidos y exigir transparencia. El principal recurso es la formación y especialización. Un periodista especializado detecta la desinformación y, sobre todo, pone en cuarentena aquella información que no puede contrastar a corto plazo”, incluye Graziella.

A pesar de encontrarnos ante un escenario crítico, la información sobre ciencia y salud mantiene un elevado índice de credibilidad. “La ciencia necesita aliados que hagan frente a la desinformación. En Pfizer creemos que no basta con desarrollar soluciones innovadoras; es igual de importante saber comunicarlas. Solo así se construye la confianza”, concluye Maite Hernández.

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