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Los avances en diagnóstico y tratamiento de enfermedades, y la aceleración de la investigación en la industria farmacéutica, entre las principales aplicaciones a corto plazo de esta tecnología.
La aplicación de tecnología con Inteligencia Artificial (IA) en Medicina no es nueva, sino que “se remonta a varias décadas atrás”. Como resultado, hay especialidades médicas, como la Radiología y la Anatomía Patológica, además de técnicas como la interpretación de electrocardiogramas en los que “la IA ya está demostrando ser una herramienta valiosa como complemento para el profesional sanitario”, explica Lara Lloret, experta en Ciencia de Datos y científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Sin embargo, el rápido avance de los últimos años, gracias al desarrollo de algoritmos más sofisticados, hace necesario buscar consensos sobre el uso y la regulación de esta tecnología. Así lo han puesto de manifiesto los expertos en Derecho, Medicina, Filosofía o Informática reunidos en el XXV Ateneo de Bioética de la Fundación de Ciencias de la Salud. El evento anual, que este 2024 cumple 25 ediciones, se ha celebrado bajo el título “Inteligencia Artificial, Ciencia y Ética” en la Real Academia de Medicina de Madrid.
El objetivo de la reunión ha sido servir de lugar de encuentro, interacción y diálogo entre personas con especial formación en ética y bioética, en esta ocasión para analizar la Inteligencia Artificial, dadas las dudas suscitadas entre la población general y también entre los profesionales de la salud y del derecho.
Si bien la Inteligencia Artificial presenta ya múltiples aplicaciones en áreas ten distintas como la Industria, la Tecnología, la Logística, la Seguridad, la Publicidad o la Educación, “su futuro en Medicina es prometedor”, ha explicado la científica de datos Lara Lloret durante su intervención. Además, “se espera que continúe creciendo en importancia y sofisticación, ayudando a mejorar la precisión y eficiencia en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, así como en la gestión de la atención y la medicina personalizada”.
Lloret, sin embargo, ha descartado que la IA pueda sustituir por completo el trabajo de un profesional sanitario, aunque sí podrá automatizar ciertas funciones y mejorar la eficiencia en sus labores. Para ello, los profesionales de la salud tendrán que mantenerse “actualizados” y saber “cómo integrar estas tecnologías en su práctica clínica de manera efectiva para garantizar los mejores resultados para los pacientes”.
Precisamente uno de los objetivos de este Ateneo ha sido reunir a expertos de distintas disciplinas para tratar sobre los diferentes aspectos asociados a la IA. Y no son sólo científicos de datos, informáticos o profesionales sanitarios, sino que también el mundo del Derecho y los filósofos tendrán que aportar su visión sobre esta tecnología.
Sobre la regulación jurídica de la IA, en el Ateneo ha intervenido José Antonio Seoane, catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidade da Coruña y uno de los miembros del Comité de Bioética de España, órgano asesor del Ministerio de Sanidad. En su intervención, ha destacado que “como toda novedad científica o tecnológica, la Inteligencia Artificial plantea el problema de su regulación”, pues “la ciencia y la tecnología pueden describir o explicar la IA, pero para conocerla, comprenderla y regularla, necesitamos la aportación de la Filosofía práctica, de la Ética y la Política y del Derecho”.
En el caso de la Unión Europea, la regulación jurídica de la IA “parece alineada con esta perspectiva filosófica”, ha explicado el profesor Seoane, dado que “subraya la importancia de los valores y de una IA fiable cuyos principios éticos reproducen los principios clásicos de la Bioética” y, por otra parte, “procura relacionar estos valores y principios con los derechos fundamentales garantizados en los Estados democráticos de Derecho”.
A juicio del profesor Seoane, “el desafío del futuro Reglamento de IA de la Unión Europea y de cualquier regulación jurídica será traducir de forma adecuada las especificidades técnicas y las directrices éticas a normas legales, legítimas y eficaces”.