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La Sociedad Española de Farmacogenética y Farmacogenómica (SEFF) apuesta de forma decidida por poner voz a la promoción e implementación de la farmacogenética en el Sistema Nacional de Salud y trasladarla a la práctica clínica de toda España.
El pasado 23 de junio, el Pleno del Consejo Interterritorial, en el que se reúnen los representantes de las 17 comunidades autónomas, acordó actualizar y ampliar las pruebas genéticas incluidas en la cartera común de servicios de nuestro Sistema Nacional de Salud, con el fin de garantizar a los pacientes un acceso más equitativo y homogéneo a las mismas. Este tipo de pruebas constituyen un elemento esencial para el diagnóstico y pronóstico de enfermedades de alto impacto sanitario como son las enfermedades raras y las enfermedades oncológicas, así como para la selección y el seguimiento de tratamientos farmacológicos óptimos, que redundan en una mayor seguridad y eficiencia para los pacientes.
La actualización se está llevando a cabo a través de un Grupo de trabajo dependiente de la Comisión de prestaciones, aseguramiento y financiación (CPAF), que ha incluido la farmacogenómica entre las áreas priorizadas, junto con oncohematología adultos, oncohematología pediátrica, cardiopatías y trastornos del sistema circulatorio, enfermedades oftalmológicas, enfermedades metabólicas hereditarias y mitocondriales, enfermedades neurológicas y neuromusculares, y trastornos del neuro-desarrollo para, posteriormente, ir completando progresivamente esta cartera con otras áreas médicas.
En palabras de Adrián Llerena, presidente de la Sociedad Española de Farmacología y Farmacogenética (SEFF) y director de INUBE (Instituto de Investigación Biosanitaria de Extremadura), “la inclusión de biomarcadores genéticos en la cartera de servicios de nuestro SNS resulta fundamental para la toma de decisiones terapéuticas. La farmacogenómica no solo permite seleccionar el fármaco más eficaz para cada individuo, sino también la dosis más adecuada, en función de su perfil genético, lo que sin duda va a contribuir a disminuir las reacciones adversas, en particular las más graves, que se calcula pueden llegar a afectar a más del 20 % de la población, en algún momento de sus vidas”.
Actualmente, en España, en torno al 53 % de los fármacos aprobados presenta algún biomarcador genético asociado a su ficha técnica, fundamentalmente en oncología, pero es de esperar que, en el futuro, “toda decisión en cuanto a selección de fármaco, dosificación y plan de seguridad en prevención de reacciones adversas y de eficacia, venga condicionada por la inclusión de un biomarcador farmacogenético”, añade Llerena.