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Fundado el 30 de mayo de 1962 en Castres (Francia) por un joven farmacéutico, el grupo Pierre Fabre celebra su 60 aniversario.
Sin olvidar nunca sus raíces occitanas, Pierre Fabre se ha convertido en un referente mundial en oncología, dermatología y dermocosmética. El 95 % de su producción industrial se realiza en Francia, entre las regiones de Tarn, Hérault, Gers, Lot y Loiret, y más de dos tercios se exporta a 116 países.
Todo empezó en una farmacia situada en la plaza Jean-Jaurès de Castres, ciudad natal de Pierre Fabre. Aquí es donde el joven farmacéutico desarrolló su primer medicamento a finales de la década de los 50. Se trataba de Cyclo 3, un venotónico creado a partir de un ingrediente activo extraído de las raíces de un arbusto local: el ruscus. Cyclo 3 representó un verdadero avance terapéutico para su época.
La entusiasta acogida que Cyclo 3 recibió por parte de los pacientes en su farmacia convenció a Pierre Fabre en la idea de fundar su propia empresa. Y lo hizo el 30 de mayo de 1962.
En 2021 Pierre Fabre logró unas ventas de 2.500 millones de euros, repartidos entre medicamentos (45 %) y productos dermocosméticos (55 %), de los cuales dos tercios se generaron fuera de Francia. Más del 95 % de los productos de la compañía son fabricados por el grupo en siete plantas ubicadas en los departamentos franceses de Tarn, Hérault, Gers, Lot y Loiret. Pierre Fabre emplea a 5.300 personas en Francia (de un total de 9.600); el 68 % de ellas trabaja en Occitania, en el sur de Francia, donde el grupo concentra sus principales centros de toma de decisiones y realiza importantes inversiones cada año.
60 años después de su creación y del lanzamiento de Cyclo 3, Pierre Fabre ha conseguido que el 62 % de sus ventas provengan de productos cuyos principios activos proceden de la naturaleza. El 75 % de las plantas que utilizamos se cultivan sin tratamientos fitosanitarios (casi la mitad de ellas son orgánicas). El grupo cultiva sus propias 181 hectáreas de tierras de agricultura orgánica en el Tarn. Cada año, sus investigadores desarrollan entre tres y cinco nuevos principios activos orgánicos de origen vegetal o eco-extractos.