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El 7 de junio el grupo francés Elis, firma de referencia en alquiler y mantenimiento de ropa lisa, vestuario de trabajo y equipos de higiene y bienestar, inauguró oficialmente su nueva planta de lavandería industrial en Barcelona.
Estas instalaciones son las más avanzadas tecnológicamente del grupo a nivel mundial, aseguran sus responsables, y las más grandes en España. La nueva planta, que ha contado con una inversión de 22 millones de euros, dará empleo a más de 200 personas.
Esta es la primera planta que el grupo francés ha construido desde cero en el extranjero. Dispone de una capacidad para tratar hasta 500 toneladas de ropa lisa por semana.
Ubicadas en la Zona Franca (número 28-30 de la calle D), las instalaciones ocupan una superficie de 13.000 metros cuadros y una parcela de 26.170 metros cuadrados, que ha sido arrendada al Consorci de la Zona Franca de Barcelona. El proyecto es un ejemplo de colaboración institucional y ha contado con el apoyo de la Generalitat de Catalunya a través de Catalonia Trade & Investment, el área de atracción de inversiones extranjeras de ACCIÓ.
“Con esta nueva planta, Elis refuerza su posición de líder en el mercado, no solo a nivel de facturación, sino también en cuanto a innovación y protección del medio ambiente, permitiéndonos ofrecer soluciones de máxima calidad a los clientes”, afirmó Romain Dupuy, director general de Elis en España, en la inauguración de la nueva planta del grupo. Al acto asistieron representantes de Elis de España y Francia, así como personalidades destacadas del ámbito institucional, económico y empresarial como Joan Romero, consejero delegado de ACCIÓ; Francisco Sensat, director del departamento Inmobiliario del Consorci de la Zona Franca de Barcelona; y Antoni Bover, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Francesa en Barcelona; entre otras.
La tecnología de última generación instalada en esta planta la convierte en un ejemplo en materia de producción y ahorro energético. Utiliza energía solar para cubrir el 20% de la energía necesaria para el calentamiento del agua y, de este modo, evita que 80 toneladas anuales de CO2 se emitan a la atmosfera.
Asimismo, tiene un sistema de reciclaje interno del agua para su máximo aprovechamiento, que reduce hasta un 30% su consumo, así como un sistema de seguridad doble que permitiría actuar rápidamente en caso de vertimientos, evitando cualquier impacto en el medioambiente.
Además, la nueva tecnología favorece la reducción del consumo de productos químicos hasta un 20% —siete veces menos que una lavadora doméstica—, hasta un 30% en consumo de gas y un 40% en consumo de energía, incluido el sistema de climatización.