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El laboratorio MartiDerm inauguró el pasado jueves 13 de julio sus nuevas instalaciones en el Parc empresarial de Cervelló (Barcelona), que cuentan con una superficie de 7.222 m2 distribuidos en cuatro plantas.
Nacida en Barcelona en 1952 de la mano de su fundador, el farmacéutico Josep Martí, la firma MartiDerm lleva 65 años cosechando éxitos con sus productos de cuidado dermatológico y de belleza. Ahora, con la segunda generación a la cabeza, la marca mantiene su crecimiento y cuenta con casi 200 empleados en España, Francia y Portugal. Montse Martí, hija del fundador y actual business development de MartiDerm recordó en este acto la figura de su padre y su avanzada visión para ofrecer soluciones dermatológicas eficaces desde 1952, además de repasar la historia de la marca.
El nuevo edificio acoge almacén de expediciones y logística, así como salas técnicas (geotermia, sistema antiincendios, inversores y baterías solares), situado todo en la planta sótano; así como oficinas y zona industrial en las plantas baja y primera planta. En la segunda planta, por su parte, está situado el laboratorio y toda el área técnica formada por el departamento de I+D, Calidad y Regulatorio, así como el área de operaciones industriales con las salas blancas de fabricación, el acondicionamiento secundario y el área de producción formada por el departamento de Producción, Compras, la Oficina Técnica e Industrialización.
Un 35% de la energía que se consume en MartiDerm proviene de energías renovables situadas en sus instalaciones. Gracias al equipo de energía geotérmica, situado en la sala sótano e interconectado con 17 captaciones de agua, se genera energía renovable que permite la climatización del edificio. Este sistema se completa con otro de energía por aerotermia, que la genera gracias al intercambio con la temperatura del aire. En la cubierta están dispuestas placas fotovoltaicas para generar energía eléctrica para autoconsumo y acumulación por baterías. Todas las instalaciones de MartiDerm son reguladas por un sistema domótico para optimizar el consumo de energía en función del uso de las dependencias, ocupación y los parámetros climáticos. Por su parte, los equipos de producción, tanto inyectoras como reactores, se refrigeran por un circuito cerrado de agua almacenada en el aljibe, compartido con el sistema de extinción de incendios.