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La Fundación de Ciencias de la Salud (FCS) organizó el jueves 18 de mayo, con la colaboración de GSK, una jornada titulada “La publicación científica a debate” en la sede del CSIC, para discutir, entre otros temas, cómo la presión por publicar y la inmediatez afectan a la calidad de las publicaciones científicas.
Los participantes en esta jornada fueron Ana Guerrero, vicepresidenta adjunta de Transferencia de Conocimiento del CSIC; José María Mato, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud y director general de CIC bioGUNE y CIC biomaGUNE; Miguel García Guerrero, director de la Fundación General CSIC y presidente del Comité de Ética del CSIC; Rafael Dal-Ré, co-director del libro “Luces y sombras en la investigación clínica”; y Jesús Jiménez-Barbero, director científico de CIC bioGUNE y presidente de la Real Sociedad Española de Química.
Durante la jornada, los ponentes hablaron del incremento en el fraude, no sólo en las publicaciones, sino también en el sistema de revisión por pares de las revistas científicas provocado por la presión por publicar, por la inmediatez y por hacerlo preferiblemente en las revistas de mayor impacto, una tendencia que influye de forma determinante en la carrera profesional de los investigadores, en la política editorial de las revistas científicas y en la misma misión de la investigación. Los participantes coincidieron en que la publicación científica se está convirtiendo en el fin de la investigación, dejando en segundo término su verdadero objetivo: ser el medio por el que se comunican los resultados de los trabajos científicos.
El trabajo debería valorarse por su contenido y no por el índice de impacto de la revista en la que se publica cayendo en lo que denominaron “factor impactomanía”.
Para José M. Mato, la presión por publicar en el sector académico ha convertido lo que era un medio (informar a los colegas sobre el resultado de las investigaciones) en un fin (la promoción profesional está ligada al número de publicaciones y las revistas en donde se ha publicado): “¿Puede alguien, sin embargo, poner en duda el impacto positivo que la publicación científica ha tenido y tiene en la diseminación y aceleración del conocimiento? Por supuesto que no, pero hay margen para mejorar su funcionamiento. Numerosas revistas científicas han comenzado a poner en marcha iniciativas para promover la calidad de las publicaciones”.
El patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud ha recomendado transmitir a las nuevas generaciones de investigadores el mensaje de que el rigor en la obtención de los resultados, la reproducibilidad de los datos y la robustez del conocimiento obtenido, son los tres pilares sobre los que se sostiene la investigación científica.
Miguel García Guerrero habló de cómo la presión por publicar está priorizando la publicación en revistas sobre otras opciones académicas que podrían ser interesantes para la investigación. Además esta presión está alterando la forma de publicar cortando artículos y ofreciendo resultados fragmentados por presentar publicaciones prematuras. También surgen las llamadas “revistas depredadoras” que cobran a los investigadores por publicar.
Jesús Jiménez-Barbero puntualizó que las publicaciones científicas están destinadas a promover el progreso de la ciencia mediante la presentación, por parte de los investigadores, de informes detallados de sus nuevos resultados.
El profesor Jiménez-Barbero hizo hincapié en el acceso abierto (“open access”) de todos los artículos científicos, sin coste para el lector: “El acceso abierto está revolucionando el sistema de publicaciones, basado históricamente en el pago de una suscripción a las revistas científicas por parte de las instituciones públicas o privadas. El objetivo último es compartir los resultados de la investigación para acelerar los avances en un campo determinado, por lo que esto ha afectado más a las revistas científicas en los ámbitos de ciencias de la vida y ciencias experimentales que a las revistas de humanidades y ciencias sociales”.
En este sentido, el presidente de la Real Sociedad Española de Química alertó de que la disminución en los costes de publicación provoca la proliferación de “revistas basura” con estándares de publicación muy bajos: “Si las evaluaciones de las propuestas de nuevos proyectos de investigación conceden un peso excesivo a las decisiones de los editores, facultan a las revistas a establecer las tendencias para el futuro de la Ciencia y, por ende, de nuestra sociedad”.