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La historia de Memosens/Liquiline comenzó en 1999 con la idea de revolucionar las tecnologías de conexión y transmisión tradicionales en el análisis de líquidos. Tras cinco años de investigación y desarrollo, se introdujeron los sensores con tecnología Memosens, seguidos un año después por los transmisores Liquiline, que actualmente pueden beneficiarse de todas las ventajas de Memosens.
Endress+Hauser explica las ventajas y aplicaciones más comunes de la tecnología Memosens:
Memosens es sinónimo de digitalizar los valores medidos directamente en el cuerpo del sensor y almacenar en él todos los datos correspondientes. Las conexiones eléctricas están completamente selladas y la transferencia de datos bidireccional entre el sensor y el transmisor se realiza sin contactos, de forma inductiva. Ello garantiza un funcionamiento del sensor muy simple y se asegura de que factores tales como la humedad o la corrosión, ya no provoquen la alteración de los valores medidos durante el análisis diario de agua, bebidas, medicamentos, etc. La gama Liquiline comprende actualmente transmisores para todos los sectores, desde el dispositivo de un solo canal para aplicaciones sencillas, al transmisor a dos hilos para las zonas higiénicas y con peligro de explosión, o hasta el transmisor multicanal y multiparamétrico.