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Según el centro tecnológico AINIA es posible aprovechar las sobras que genera la elaboración del vino para la elaboración de nuevos productos farmacéuticos y cosméticos. Las investigaciones demuestran que la uva y sus derivados cuentan con unas propiedades nutritivas, preventivas y curativas, que la convierten en un valor en alza aplicable a una gran variedad de productos y sectores.
El procesado de la uva genera un 20% de residuos sólidos. En concreto, según datos de la Organización Internacional del Vino (OIV), 100 kilos de uva generan unos 25 kilos de desechos, de los que el 50% son pieles de uva, el 25% tallos y el 25% restante semillas.
La elaboración de vinagres, orujos y mostos procedentes de los sarmientos y los restos de poda de las vides, la fabricación de papel o la obtención de energía han sido las soluciones tradicionales para el aprovechamiento de estos desechos. Pero las líneas de investigación más innovadoras apuntan hacia el desarrollo de nuevos productos para alimentación, medicina y cosmética que, además de proporcionar una solución a los excedentes de subproductos vitivinícolas, abren otras líneas de negocio a las bodegas.
En el vino existen más de 200 sustancias bioactivas diferentes con efectos metabólicos tan beneficiosos como una elevada capacidad antioxidante y antinflamatoria, y la reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Por este motivo, el uso de polifenoles procedentes de productos vitivinícolas es cada vez más frecuente en la medicina tradicional, por ejemplo, en la fabricación de cápsulas para prevenir o mejorar problemas de circulación sanguínea, como antiinflamatorio, o incluso por sus beneficios en la reducción de los niveles de colesterol.
El alto contenido en antioxidantes (vitaminas C y E) y polifenoles de la uva tiene cada vez más adeptos entre los que buscan prevenir el envejecimiento cutáneo. Así, existen productos y terapias de belleza basadas en el vino como la enoterapia: una técnica de masajes y baños con aceites, tónicos, jabones y cremas elaborados con los componentes sobrantes de la elaboración del vino como extractos de uva, semillas, hollejo y hojas de parra.
Además, su uso cosmético se extiende al desarrollo de productos fotoprotectores y antimanchas solares así como protectores de la piel after-sun. También se emplean en cremas antiarrugas y combinado con vitaminas en cosméticos.