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La bioimpresión 3D ha avanzado significativamente en los últimos años, lo que ha permitido la creación de estructuras con propiedades biomecánicas específicas de cada tejido. La piel se ha convertido en uno de los primeros tejidos de interés en la bioimpresión 3D para aplicaciones clínicas. Diferentes técnicas de bioimpresión 3D junto con biomateriales y nuevos cultivos 3D han optimizado la reproducción in vitro de la piel, ofreciendo alternativas escalables y prometedoras a los injertos tradicionales.
La bioimpresión 3D ha transformado el campo de la biomedicina, permitiendo combinar biomateriales y células de manera innovadora. Gracias a su precisión es posible crear lo que se denominan scaffolds o andamios con propiedades biomecánicas y dimensiones adaptadas a las necesidades reales de los y las pacientes, marcando un paso clave hacia aplicaciones clínicas más efectivas. Además, esta técnica ha permitido la creación de diferentes tejidos como tendones, tejido cardiaco, cartílago y vasos sanguíneos, entre otros.