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Es poco conocido el papel de la vitamina D en la piel. Este artículo permite hacer una breve revisión de la vitamina D: su relación con la piel, y las fuentes de obtención para su uso a nivel cosmético, en alimentos funcionales y en complementos alimenticios, así como una breve revisión de la regulación existente.
La vitamina D es un secoesteroide liposoluble que se presenta en la naturaleza en dos formas: vitamina D2 (ergocalciferol) y vitamina D3 (colecalciferol). La vitamina D2 se produce en plantas, hongos y levaduras a partir del ergosterol. La vitamina D3 se sintetiza en la piel de los mamíferos por la acción de la radiación ultravioleta a partir de 7-dehydrocholesterol (7-DHC). También puede haber una aportación externa a través de algunos alimentos y suplementos. Estas dos formas difieren en el lugar de la su actividad biológica que es comparable, aunque existen sutiles diferencias en su farmacocinética [1]. La vitamina D3 parece ser casi el doble de eficaz para aumentar los niveles sanguíneos de vitamina D, en comparación con la vitamina D2.