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A medida que las nanopartículas lipídicas han ido evolucionando, el número de aplicaciones potenciales ha crecido hasta incluir no solo los fármacos de moléculas pequeñas y la administración de vacunas, sino también las terapias genéticas y otras. Pero, ¿qué nos depara el futuro?
La pandemia de COVID-19 hizo que las nanopartículas lipídicas (LNP) pasaran a primer plano, generando un gran interés a medida que el sector farmacéutico aprovechaba sus ventajas para la administración de vacunas de ARNm. Pero llevan mucho más tiempo en el mercado.