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Con motivo del nuevo documento técnico relativo a los claims cosméticos, la autora analiza los mensajes “sin” utilizados para diferenciarse entre la competencia y la manera de afrontar una tendencia que perjudica al sector.
En nuestro entorno más próximo, ya sea el estrictamente profesional o en nuestra cotidianidad, observamos asociaciones de conceptos que se producen de una forma instintiva. Así, todo lo natural es percibido como inocuo cuando todos sabemos que en la naturaleza existen sustancias altamente tóxicas y que los aceites esenciales, tan atractivos por su naturalidad indiscutible, son fuertemente alergénicos. Del mismo modo, percibimos la riqueza asociada a la viscosidad, y nos parece que un gel de baño muy fluido es mucho menos potente en términos de lavado o espuma que uno de alta viscosidad, cuando puede tratarse de la simple adición de un poquito de sal común. Solemos asociar natural con sostenible y andamos pendientes del certificado RSPO para nuestro aceite de palma porque sabemos que, aun siendo muy natural, nuestra compra podría estar contribuyendo a la deforestación. También la transparencia nos lleva sin querer a pensar con ligereza, y desde hace años, que consumimos solares transparentes que contienen mayoritariamente ingredientes oleosolubles, mucho menos livianos de lo esperado.