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En este artículo se define el estado actual de la aplicación de la nanomedicina en el tratamiento del cáncer pediátrico.
En los últimos veinte años hemos asistido a un gran progreso en el tratamiento de cánceres pediátricos gracias a los avances en cirugía, radioterapia, quimioterapia y diagnóstico temprano. Sin embargo, después de los accidentes domésticos, el cáncer sigue siendo la segunda causa de muerte en niños y adolescentes [1, 2]. Las perspectivas son poco alentadoras en comparación con el tratamiento del cáncer adulto y esto hace especialmente importante la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas para tratar la enfermedad. Por ejemplo, las altas dosis de fármacos citostáticos administradas a pacientes con pronóstico grave o reservado conllevan una escasa tolerancia y una importante toxicidad tardía [3]. Los sistemas de administración de fármacos han sido ampliamente estudiados con el objetivo de mejorar la absorción, penetración y distribución de los fármacos, así como disminuir su toxicidad. En el caso de la quimioterapia, se han desarrollado con éxito numerosas nanomedicinas antitumorales cuya aplicación podría suponer una mejora de los tratamientos actuales.