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La creciente necesidad de liderazgo y gestión en el sector Life Sciences y en salud digital que se nos avecina han cambiado diversos paradigmas. Tanto la formación como la orientación consultativa de los farmacéuticos resulta ideal para desarrollar habilidades de liderazgo en ella.
En entornos pasados de negocios, más lentos y menos complejos, el viejo modelo jerárquico que dependía principalmente de solo unas pocas personas en la parte superior para el liderazgo, simplemente ya no funciona. En el campo de batalla empresarial actual, todo es más volátil, incierto, complejo y ambiguo (denominado VUCA, por sus siglas en inglés), los controles descentralizados y el liderazgo a través de redes de personas en todos los niveles resultan hoy imperativos para el éxito.
Una persona, o unas pocas personas, simplemente no tienen el tiempo ni la capacidad para analizar los Teras de datos sobre el desempeño de la empresa, el sector, el entorno económico o los competidores. Tampoco tienen el tiempo para difundir los datos correctos a las personas adecuadas en tiempo real. Los cambios en las organizaciones suceden demasiado rápido para que ese modelo sea efectivo.
Hay diferencias fundamentales entre el liderazgo y la gestión ordinaria -correcta, pero no excepcional, ni disruptiva- en relación con las organizaciones actuales que se enfrentan a la necesidad de un cambio permanente.
¿Cómo han de ser los líderes en una organización exitosa e innovadora del siglo XXI?
Actualmente, en algunas de las empresas Life Sciences más exitosas de diversos tamaños se puede constatar un mayor nivel de delegación y toma de decisiones a todos los niveles más que nunca en la historia. Los líderes se centran en guiar y comunicar la visión, misión y valores para liderar proyectos innovadores y encontrar nuevas formas de desarrollar su equipo y estructura. Los gestores están desarrollando más responsabilidades de liderazgo y pasan cantidades cada vez mayores de responsabilidad a los empleados en niveles inferiores.
La gestión es más fácil de enseñar y aprender: planificación, presupuestos, personal, control de calidad, procesos, sistemas, etc. El liderazgo es un reto mayor y diferente, y muy pocas compañías están diseñadas para un desarrollo del liderazgo transformacional y sostenible. Sus estructuras no están diseñadas para eso, no invierten en él o no ven la necesidad de priorizarlo. Entonces, ¿cómo hacer para desarrollar a los líderes del futuro?
La mayoría de nosotros pasamos la mayor parte del tiempo trabajando en algún tipo de entorno de oficina. Por ello, el tiempo que tenemos disponible para desarrollarnos como gerentes y líderes es limitado.
Eso significa que, si las empresas realmente quieren moverse más rápido, tener una estructura más plana y desarrollar líderes emergentes desde dentro, deben dedicar una cantidad significativa de tiempo y recursos a formar, desarrollar y alinear a los miembros del equipo en cómo liderar. ¡Producir líderes ágiles!
Desafortunadamente, el solo hecho de que alguien venga a hacer una presentación magistral sobre liderazgo en la reunión anual de la empresa, no es suficiente para crear un ejército de líderes que puedan desarrollar, hacer cascada y ejecutar una visión poderosa, especialmente una visión para liderar nuevos cambios. Y tampoco se puede conseguir en un taller de un par de días. Si bien este tipo de inversiones ayudan a alinear y deben hacerse, la estructura organizativa y la cultura deben ser las que faculten a los líderes. Una cultura que aliente a las personas a hacerse cargo, asumir, liderar, cometer errores y aprender constantemente.
Si estos farmacéuticos/as jóvenes y brillantes logran impulsar un cambio realmente positivo y crear un futuro mejor será necesario desarrollar sus habilidades críticas para convertirlos en líderes de alto rendimiento basados en valores.
El liderazgo en el mundo de hoy requiere mucho más que habilidades operativas, comprensión técnica y conocimiento financiero. Ya no es suficiente satisfacer las demandas de los accionistas, las leyes y la ética de sus mercados sin tener en cuenta las consecuencias negativas que sus actividades pueden tener para otros actores (stakeholders) implicados. Los futuros líderes deben ser muy conscientes del impacto de los eventos actuales y potenciales en los negocios y poseer un alto nivel de responsabilidad, sensibilidad cultural y humildad. Podemos decir que estamos pasando de un modelo centrado en el paciente “patient centric” a otro centrado en las personas “people centric”.
Los valores son el pegamento, el vínculo que une a los directivos y empleados en un entorno con menos controles, pero más empoderamiento. Estos deben ser valores genuinamente compartidos; no se pueden imponer de arriba a abajo. Los valores proporcionan a los empleados de la organización un marco para tomar decisiones cuando los sistemas y procedimientos de gestión no son claros. Se trata de juicios basados en valores compartidos.
Sin embargo, las deficiencias de muchos líderes, y los fracasos subsiguientes, generalmente se deben a la falta de inteligencia emocional. No viene mal recordar que la inteligencia emocional, al contrario que la cognitiva, se puede desarrollar o adquirir.
Para desarrollar líderes que puedan tener éxito con los desafíos del siglo XXI, se necesita un enfoque hacia bloques de formación sucesivos, que se fortalece mediante la adquisición de conocimientos, información y habilidades analíticas críticas. La inteligencia emocional requiere un conjunto de cualidades mucho más amplio llamado "inteligencia global", que consta de varias competencias, todas las cuales son esenciales para los futuros líderes:
El objetivo final de los farmacéuticos líderes en las organizaciones exitosas de Life Sciences será siempre el de identificar y desmontar las estructuras y rutinas obsoletas, para construir y posteriormente "cocrear" una organización nueva, eficiente y adaptada a los tiempos.