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Las lectinas son un grupo de proteínas capaces de reconocer de manera específica y reversible diversos grupos de carbohidratos, aunque debido a la presencia de otros dominios en su estructura pueden llevar a cabo, además, otras funciones. Así, por ejemplo, las proteínas inactivadoras de ribosomas (RIPs) son un grupo de lectinas altamente tóxicas que diversos autores han relacionado con un sistema fisiológico de defensa de ciertas plantas para evitar que los depredadores ataquen los frutos verdes.
En Farmacia Galénica estas proteínas, o parte de ellas, pueden utilizarse para favorecer la especifidad de sistemas micronanoparticulares por determinados tejidos, estrategia de gran interés cuando el fármaco que incluyen es altamente tóxico como es el caso de la terapia oncológica.
Las lectinas son proteínas ampliamente diseminadas en animales, plantas, hongos, virus o microorganismos [50]. Fueron descritas por primera vez en 1888, cuando se descubrió que proteínas aisladas de extractos de la semilla del ricino eran capaces de aglutinar células rojas sanguíneas [53], por ello inicialmente fueron denominadas como hemoaglutininas o adhesinas. Sin embargo, no fue hasta 1936 cuando Sumner y Howell demostraron que la hemoaglutinación era consecuencia de la interacción reversible entre la lectina y glicosaminoglicanos (GAGs) de la superficie de los eritrocitos [56].