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El origen de la Real Academia Nacional de Farmacia se remonta a 1737 cuando Felipe V aprobó los estatutos del Real Colegio de Boticarios de Madrid. En aquella época era una asociación formada a partir de dos viejas cofradías de boticarios madrileños, la de Nuestro Señor San Lucas y Nuestra Señora de la Purificación, y la de Nuestra Señora de los Desamparados, existentes desde el siglo XVI. Hoy en día, la RANF es una institución evolucionada que cuenta incluso con un canal de TV para difundir sus actividades. Su presidente, Antonio Doadrio, nos trasmite en esta entrevista los principales problemas a los que se enfrentan en el día a día de su actividad.
El presidente de una Real Academia del Instituto de España ostenta la máxima representación de ella y, en consecuencia, la máxima responsabilidad. Tiene que presidir todos los actos que se celebren en ella, así como la Junta General y la Junta de Gobierno. Es vocal nato de la Junta Rectora del Instituto de España y presidente de la Fundación Casares Gil de amigos de la Real Academia Nacional de Farmacia y, como tal, tiene que asistir a los actos oficiales en los que se requiera su presencia según protocolo del Estado.
La primera prioridad es la relación con la sociedad a la que servimos. Retrasmitimos nuestras sesiones en directo y en streaming mediante el canal de TV ranf.tv, en internet. También realizamos informes sobre temas de actualidad social en el campo de la sanidad, que publicamos en nuestra web ranf.com. La segunda, no menos importante y paralela a la anterior, es la de tener una muy buena relación con los otros estamentos farmacéuticos y sanitarios, con base en convenios de colaboración. Sirvan de ejemplos los suscritos con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, Cofares, Otime, Asisa y otros de no menor importancia.
Los económicos. Desde que empezó la crisis se nos ha reducido la asignación de las Reales Académicas hasta llegar a un tercio de lo que disponíamos en 2009.
Con las asignaciones presupuestarias del Estado que tenemos actualmente no es posible mantener nuestras actividades.
Una mayor financiación económica, tanto pública como privada.
Con reuniones bianuales a través de la Asociación Iberoamericana de Academias de farmacia donde están incluidas, además de la nuestra, las autonómicas y las de los países iberoamericanos.
También mantenemos una buena relación con la Academia de Farmacia de Francia.
Sí que tiene suficiente información, lo que fallan son los canales adecuados para llegar a ella. Hemos pedido ayuda a los poderes del Estado para que nos apoyen en este sentido.
Tenemos buenas relaciones con las farmacéuticas. Organizamos foros de discusión y mesas redondas con participación de la industria farmacéutica, pero se podría incrementar esta colaboración con la creación de cátedras extraordinarias y más participación en los premios de nuestro concurso científico anual.
Actualmente solamente CINFA nos patrocina un premio del concurso científico.