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El RD 1090/2015 ha supuesto una mejora de la competitividad de España en la puesta en marcha de ensayos clínicos. La negociación y firma de los contratos de los ensayos supone un reto en esta actividad. El artículo analiza causas y mejoras, y da unas recomendaciones para superar el reto.
El Real Decreto 1090/2015, de 4 de diciembre, por el que se regulan los ensayos clínicos con medicamentos, los Comités de Ética de la Investigación con medicamentos y el Registro Español de Estudios Clínicos [1], supuso que España liderase a nivel europeo la aplicación del Reglamento (UE) 536/2014[2] sobre los ensayos clínicos, y por el que se derogó la Directiva 2001/20/CE[3].