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Las farmacias en los monasterios han constituido una experiencia de gran interés en la historia farmacéutica. En este escrito se valora su contribución a la mejora de la salud, su servicio a los ciudadanos y, además, se aportan datos sobre su establecimiento y desarrollo en nuestro país. Se hacen propuestas para su mejora y conservación.
Los monasterios, asistencia sanitaria. La farmacia
La recomendación de Jesús de Nazaret de cuidar de manera especial a los pobres y necesitados (Lc 14, 12) se convirtió desde un principio en un objetivo de las primeras comunidades cristianas. Por lógica participarían de esta inquietud los monjes, o sea aquellas personas que voluntariamente escogían un seguimiento radical con dedicación a la oración y la penitencia, sin olvidar el amparo y la estima al indigente que consideraban un hermano y un enviado por la providencia. Es necesario destacar que el monacato no empezó dentro del cristianismo hasta finales del siglo III como un grupo de personas apartadas de la sociedad y dedicadas a la vida solitaria. Fueron varias las razones de su aparición: desde evangélicas (Mt 19,29) hasta decisiones personales de buscar el silencio y la soledad con la práctica de un ascetismo marcado por austeridad, oración, abstinencia y ayunos en la búsqueda de la perfección, siguiendo los consejos de Cristo.