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El agua es la fuente de la vida. Esta frase tan tópica define de forma clara y sencilla la importancia de este compuesto. De los muchos aspectos desde los que se puede analizar la importancia del agua, nos vamos a centrar en un tipo muy especial de agua: el agua de uso farmacéutico, y especialmente la que denominamos agua para inyección (WFI).
El agua, en la industria farmacéutica, la empleamos de tres formas diferentes: como agente de intercambio de energía (uso puramente industrial), como agente de limpieza, y como materia prima de nuestros productos. Es en estos dos últimos usos en los que centraremos nuestra atención.
El agua farmacéutica debe reunir determinadas características físicas, químicas y microbiológicas en función del uso para el que va a ser destinada.