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El interés de la industria biofarmacéutica por el continuo crecimiento de escala requiere enfoques nuevos y un replanteamiento de los antiguos. En este artículo el autor revisa el estado del procesamiento Downstream y considera las posibles soluciones, como la racionalización de procesos completos y de las tecnologías asociadas.
La industria biofarmacéutica es cada vez más dependiente de innovaciones y cambios para poder progresar en un entorno comercial que, al mismo tiempo, exige mayores niveles de productividad, de calidad y de reducción de costes [1]. Durante los últimos 25 años, los títulos de proteínas recombinantes han mejorado desde decenas de miligramos a más de 10 gramos por litro. Al mismo tiempo, los volúmenes de procesamiento por lotes se han incrementado de tal manera que parece posible conseguir rendimientos superiores a 100 kg de proteína por lote en la próxima década [2]. Durante ese mismo tiempo, las exigencias normativas se han vuelto más restrictivas [3] y la presión para reducir los costes ha aumentado a medida que más productos biofarmacéuticos dejan de estar protegidos por patentes y los fabricantes extranjeros comienzan a interesarse por los mercados occidentales [4].